dosana: Un tributo a la familia y a la luz

dosana es mucho más que un nombre; es una declaración de intenciones, un homenaje, un tributo que rinde luz y vida a nuestra historia familiar. Cuatro generaciones han compartido este nombre que, con el tiempo, ha ido mutando en formas y apodos cargados de significado: Ana, Anita, Anitina, Ana María, Señora Ana… Nuski. Así que decidimos numerar a las dos generaciones que estamos aquí, que somos dos. Pues eso, unimos el nombre y apareció dosana. Aunque el resto de los componentes de la familia no estén nominativamente, todos entendimos que nos englobábamos en ese nombre, nuestro nombre, dosana, para aglutinar ese sabor familiar que queríamos transmitir y que anteriormente ellos y ellas también nos transmitieron a nosotros.

Desde nuestro taller, ese espíritu familiar guía cada paso que damos. Nos dedicamos a crear luminarias artesanales que no solo iluminan espacios, sino que los transforman. Trabajamos con materiales naturales, como la rafia y la madera recuperada, seleccionados con cuidado para garantizar que cada pieza sea única y sostenible.

Cada creación de nuestro taller lleva consigo un poco de esta historia, de esta familia, de estas manos que trabajan con dedicación y respeto por el material. Sabemos que una lámpara no es solo una fuente de luz. Es una manera de llenar los espacios de vida, de alma, de recuerdos. Decorar un espacio es algo más profundo que elegir un objeto; es construir un lugar donde sentirse en casa.

Nuestra misión es sencilla y a la vez poderosa: hacer luminarias que conecten con las personas, que sean capaces de iluminar no solo espacios, sino también emociones. Por eso, en cada detalle, en cada nudo de rafia, en cada veta de madera, ponemos todo nuestro cuidado y esmero.

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¿Por qué nos llamamos dosana?